EL
AÑO NUEVO EN LAS MERCEDES
1
El
año nuevo lo esperábamos en casa. Algunas veces estábamos en la plaza o en
algún bar, pero al acercarse la hora del cañonazo, nos apresurábamos hacia la
casa. Nos marcó para siempre la canción “Cinco pa las doce”, y era inadmisible
recibir el nuevo año sin nuestra madre.
Un
31 de diciembre. Carlos y yo estábamos bebiendo cervezas en el Bar “Ayúdame a
vivir”. Y a las once y media, Carlos me dijo: Vamos a la casa. Y así fue.
2
Los
mercedenses sabíamos de la llegada del nuevo año por el cañonazo que retumbaba
en toda la geografía pueblerina. El encargado de hacer sonar el cañón,
“Carita”, era un personaje enigmático, de humor sarcástico y andarín incansable
que pudo alcanzar, tal vez, el grado de azotacalles. Apareció en el pueblo
repentinamente y desapareció de igual manera. Lo vi desempañando oficios
distintos, desde vendeempanadas y maestro de la fotografía, hasta su ocupación
más conocida, con la cual pasó a los anales de la historia mercedense: operador
de un cañón de pequeño calibre, cuya fuerte explosión indicaba a los
mercedenses la llegada del año nuevo.
3
El
cañonazo se fraguaba frente a la plaza, y con más precisión desde la entrada de
la sede policial. Desde temprano Carita colocaba el cañón y empezada a rellenar
el tubo del aparato con pólvora. Luego colocaba la mecha, y cuando le decían
que había llegado la hora, acercaba un fósforo.
Desde
la plaza el estallido se esparcía por toda la comarca mercedense. El estruendo se convertía en alegría y en brazos abiertos en todos los hogares del pueblo. La gente luego salía
para abrazarse con conocidos y desconocidos. Las calles se convertían en ríos
de algarabía, concordia y felicidad. Y una sola voz se escuchaba:
¡Feliz
año!
4
El
31 de diciembre de 1990 recibimos el Año Nuevo en la casa de Las Mercedes. El día anterior había llovido,
y pensamos que la fiesta estaría aguada, pero no fue así. Todos celebramos:
papá, mamá y hermanos. Brindamos con champaña. El siguiente año (1991)
recibimos el año en la casa de Mundito. Llovió un poco, pero estábamos bajo el
techo del patio con una mesa bien servida y bastantes tragos.
5
Dos celebraciones de
recibimiento de año nuevo en Las Mercedes las hicimos en la calle, En 1993 y en
1999. La de este último año quedó grabada en mi memoria por sus características
de fiesta que nace de la nada para convertirse en una verdadera celebración.
Nos sentamos en la
acera de la casona de la avenida para
conversar, escuchar música y saludar a la gente que pasaba por la calle. Fue
maravilloso y muy divertido. Reímos mucho.
Se
necesitan pocas cosas para alcanzar lapsos de felicidad: estar juntos y
compartir los momentos que hacen bella
la vida.
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