LOS GUERRA MALASPINA EN VENEZUELA

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lunes, 30 de diciembre de 2024

EL AÑO NUEVO EN LAS MERCEDES

 

 


EL AÑO NUEVO EN LAS MERCEDES

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El año nuevo lo esperábamos en casa. Algunas veces estábamos en la plaza o en algún bar, pero al acercarse la hora del cañonazo, nos apresurábamos hacia la casa. Nos marcó para siempre la canción “Cinco pa las doce”, y era inadmisible recibir el nuevo año sin nuestra madre.

Un 31 de diciembre. Carlos y yo estábamos bebiendo cervezas en el Bar “Ayúdame a vivir”. Y a las once y media, Carlos me dijo: Vamos a la casa. Y así fue.

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Los mercedenses sabíamos de la llegada del nuevo año por el cañonazo que retumbaba en toda la geografía pueblerina. El encargado de hacer sonar el cañón, “Carita”, era un personaje enigmático, de humor sarcástico y andarín incansable que pudo alcanzar, tal vez, el grado de azotacalles. Apareció en el pueblo repentinamente y desapareció de igual manera. Lo vi desempañando oficios distintos, desde vendeempanadas y maestro de la fotografía, hasta su ocupación más conocida, con la cual pasó a los anales de la historia mercedense: operador de un cañón de pequeño calibre, cuya fuerte explosión indicaba a los mercedenses la llegada del año nuevo.

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El cañonazo se fraguaba frente a la plaza, y con más precisión desde la entrada de la sede policial. Desde temprano Carita colocaba el cañón y empezada a rellenar el tubo del aparato con pólvora. Luego colocaba la mecha, y cuando le decían que había llegado la hora, acercaba un fósforo.

Desde la plaza el estallido se esparcía por toda la comarca mercedense. El estruendo se convertía en alegría y en brazos abiertos en todos los hogares del pueblo. La gente luego salía para abrazarse con conocidos y desconocidos. Las calles se convertían en ríos de algarabía, concordia y felicidad. Y una sola voz se escuchaba:

¡Feliz año!

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El 31 de diciembre de 1990 recibimos el Año Nuevo en la casa de   Las Mercedes. El día anterior había llovido, y pensamos que la fiesta estaría aguada, pero no fue así. Todos celebramos: papá, mamá y hermanos. Brindamos con champaña. El siguiente año (1991) recibimos el año en la casa de Mundito. Llovió un poco, pero estábamos bajo el techo del patio con una mesa bien servida y bastantes tragos.

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Dos celebraciones de recibimiento de año nuevo en Las Mercedes las hicimos en la calle, En 1993 y en 1999. La de este último año quedó grabada en mi memoria por sus características de fiesta que nace de la nada para convertirse en una verdadera celebración.

Nos sentamos en la acera de la casona de la avenida  para conversar, escuchar música y saludar a la gente que pasaba por la calle. Fue maravilloso y muy divertido. Reímos mucho.

Se necesitan pocas cosas para alcanzar lapsos de felicidad: estar juntos y compartir los momentos   que hacen bella la vida.

 

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