LOS GUERRA MALASPINA EN VENEZUELA

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miércoles, 25 de diciembre de 2024

UNA CRÓNICA NAVIDEÑA CON CARLOS

 

UNA CRÓNICA DECEMBRINA SOBRE CARLOS



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Para las misas de aguinaldo, en Las Mercedes del Llano, los amigos se ponían de acuerdo para asistir juntos. Los mayores entraban al recinto del templo; los más jóvenes aprovechaban las madrugadas navideñas para dar vueltas  en la plaza, en medio de del bullicio de los tambores de los conjuntos de gaitas y el estruendo de los cohetes.

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En la iglesia, con pesebre y motivos navideños, luego de las palabras del sacerdote, un grupo musical irrumpía con voces que entonaban aguinaldos clásicos, que fueron  arrullos hermosos en nuestra lejana infancia. Fuera de la Casa de Dios, el café y las arepitas de Mamila, eran una ineludible golosina para todo el mundo.

Nosotros íbamos a casi todas las misas de madrugadas.; papá y mamá iban de vez en cuando. Pero a la Misa del Gallo, a medianoche, el 24 de diciembre, nuestros padres asistían, invariablemente.

3

En aquella época, en la cual se ubica esta crónica, estaba de moda el cómico Joselo. En sus diferentes programas, el Show de Joselo, El Mendigo, El Pavo Lucas, El Doctor Chimbín, El Doctor Pensamos, y otros, el artista de Barbacoas empleaba palabras o frases que terminaban imponiéndose como moda en el vocabulario de los venezolanos, y especialmente de los más jóvenes. Así tenemos “La gente opina por opiná”, “Niiiiño”, “Ponte cree”, “Pensamos, pero no hacemos”, y muchos más. En un diciembre puso en boca de todos una interjección para socializar: “Este niño”. Cualquiera se dirigía a otro, y en vez de llamarlo por su nombre, simplemente, le decía: ¡Este niño”!

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Carlos y su amigo acordaron asistir a una misa de madrugada. El amigo, cuyo nombre no recuerdo, era gago, y debía despertar a Carlos con el eslogan joselino “Este niño”. En efecto, el amigo se presentó a nuestra casa, y empezó a tartamudear “essste niiiiiño”, repitiendo con insistencia su estribillo sin estrofa.

Pero es el caso que sus llamados los hacía frente a la ventana donde dormía papá, quien a despertar, le dijo: Aquí no hay ningún niño.

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Yo desperté a Carlos y le dije que lo estaban buscando. Al rato, Carlos se marchó con su amigo para la misa.

 

 

 

 

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