RECUERDOS NAVIDEÑOS.
1
La Navidad para nosotros tenía tres grandes motivos
para alegrarnos. El primero se relacionaba con la compra de ropa nueva o
estrenos. La llegada del Niño Jesús era el segundo gran motivo. El tercer
motivo era el Nacimiento, con su pesebre, casitas, Reyes Magos, camellos,
ovejas y los demás animales que componen la mágica historia betlemita.
2
La ropa se compraba en el negocio del señor Ramos. El
mismo local, en cuyo patio había un palomar sobre una columna de madera muy
elevada. El negocio de Ramos era una quincalla con muchas mercancías en el
mostrador, los estantes y hasta en el techo, donde colgaban pantalones ,
camisas y calzados. Papá le daba a mamá cien bolívares para los estrenos de todos.
Ese billete alcanzaba y sobraba.
3
En diciembre se hacía algunas reparaciones y se
pintaba en la casa vieja, que tenía
muros en el frente, colocado después de que un carro embistiera, una madrugada,
directamente a la pared, sin consecuencias fatales. Sobre uno de esos muros,
Miguel y unos amigos trataban de encender un artefacto casero de fuegos
artificiales, propios de la época. La
pólvora se esparció y provocó una explosión, cuyo estruendo retumbó en nuestros
oídos. Miguel y otros muchachos recibieron heridas. Uno de esos amigos, dijo
haber volado como Superman, impulsado por la onda expansiva del estallido.
4
Papá hacía un viaje a Caracas después del quince de
diciembre.
5
El 24 en la noche, yo luchaba contra el sueño para
tratar de ver al Niño Jesús con los regalos. Nunca pude verlo.
6
Yo coleccionaba los regalos del Niño Jesús en unos
cajones de madera, hechos por Carlos, que desde muy temprana edad se dedicaba a
la carpintería. Un cajón era como de un metro cuadrado, aunque de poca altura.
Otro parecía una caja registradora. Ambos cajones, con muchos departamentos,
contenían carritos, soldados, indios, pistolas; máscaras, como la del Zorro y
muchos otros juguetes.
7
Un día entendí que los viajes decembrinos de papá se relacionaban
con el Niño Jesús. Entendí, por lo
tanto, que el Niño Jesús mercedense no venía de
Belén, sino de Caracas.
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