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sábado, 2 de noviembre de 2024

EDGAR Y SU EPÍTETO “GALAGALA”: BAILARÍN, TODA SU VIDA.

 

 

EDGAR Y SU EPÍTETO “GALAGALA”: BAILARÍN, TODA SU VIDA.

 


 

1

Nuestros nombres  los eligen nuestros padres. La antigua onomástica se guiaba por el Santoral Católico: el nombre del  santo de ese día del nacimiento del niño, se elegía como primer o segundo nombre. Esta costumbre partía del postulado de que el nombre marca nuestras vidas, porque cada nombre tiene una etimología precisa o significado. Por eso, el  británico Oscar Wilde escribió su obra teatral “La importancia de llamarse Ernesto”. Es decir, el nombre tiene importancia.

2

El nombre completo de nuestro hermano es Edgar Arnaldo. Pero el 20 de mayo, cuando nació, ninguno de esos nombres aparece en el Santoral. Eso quiere decir que su nombre se escogió al gusto de nuestros padres.

Edgar es un nombre inglés que significa “el  que defiende sus tierras con la espada”.

Arnaldo es nombre alemán, y significa “fuerte como las águilas”.

3

Hay un santo inglés llamado “Edgar el Pacífico”.

También hay un santo belga llamado Arnaldo que, además de sacerdote, era maestro cervecero. Por eso se le considera protector de los bebedores de cerveza.

4

Los nombres los colocan nuestros padres, para bien o para mal. Una digresión: Una vez entraron a mi consulta un hombre y una mujer con una niña como de cinco años. Yo noté que la niña era poco agraciada, por no decir fea. Cuando les pregunté el nombre de la niña, me contestaron a coro: Tasmania. Indagué si era su nombre propio o un apodo. La madre, señalando al hombre, dijo: es nombre propio, se lo puso él.

5

Los apodos o epítetos los colocan  los amigos, los enemigos o la misma persona. Hay historiadores que han registrado miles de sobrenombres en un solo pueblo. Esta práctica es tan difundida, hasta el punto que mucha gente conoce a una persona por su apodo, y no por su nombre. La tía Carolina tenía mucho talento para colocar un apodo, de manera rápida y contundente,  que siempre se correspondía, en cuerpo y alma, con la persona elegida.

6

Galagala proviene de “galán”, voz francesa que significa “elegante, divertido, playboy”. De allí también  “galantería”(generoso, cortés,) y “gala” (sobresaliente, lúcido). Otra palabra que  viene de esa raíz es  “galardón” (premio).

En los tiempos cuando vivíamos en la calle Eliseo Marchena de Las Mercedes del Llano, el señor Ramón Vargas, cuya casa estaba al frente de la bodega “El gato negro”, ponía a todo volumen su vieja rockola con canciones bailables del momento. Edgar era el único que sacaba a bailar a las niñas. Durante esos bailes, los otros niños aplaudían a la pareja bailadora y le hacían una rueda. La vecina Josefina Peralta, mujer de buen humor y siempre proclive al chiste y a las ocurrencias graciosas, al tanto de los bailes infantiles en lo de Ramón Vargas, bautizó a Edgar con el epíteto de “Galagala”. Y así se quedó para siempre: Bailarín, toda su vida.

 (Fuente: Carlos Malaspina)

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