LOS GUERRA MALASPINA EN VENEZUELA

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viernes, 15 de noviembre de 2024

EDGAR Y LA PRIMERA CERVEZA

 

EDGAR Y LA PRIMERA CERVEZA


 

1

San Timoteo se queja de sufrir  malestares estomacales, y San Pablo, el verdadero creador del cristianismo, le contesta: “Eso te pasa porque tú bebes solo agua. Deberías echarte un traguito de vez en cuando para que tu salud mejore”.

El sacerdote Martín Lutero dijo “quien bebe cerveza es rápido en dormirse; quien duerme bastante no peca y entra al cielo. Así que, ¡bebamos cerveza!”.

Libar con moderación es una costumbre de las familias religiosas. Y esta práctica de “la cultura etílica” (así decía el Mocho Celestino.) está tan arraigada entre los amigos, que pueden transformar seis  cervezas en varias cajas con muchas botellas, cualquier tarde de un viernes, imitando a Nuestro Señor Jesucristo que convirtió el agua de seis tinajas en torrentes de vino. Este milagro se difundió por los cuatro costados, a tal extremo que el historiador y médico, San Lucas, dice que Cristo no se pelaba estos banquetes y que la gente comentaba: “este Hijo del Hombre (Cristo)  es un comelón y un bebedor de vino”.

En conclusión, el arte de consumir alguna bebida alcohólica es una tradición muy venezolana y muy cristiana, y tiene fuertes y verídicos fundamentos bíblicos.

2

Lo arriba escrito nos sirve de contexto para la siguiente narración sobre nuestro hermano Edgar.

Hace algunos años, la gente estaba convencida de que  la carne tierna de los pichones de paloma tenía propiedades curativas, cuya preparación en consomé podía restablecer las energías del más alicaído.

 Teniendo en cuenta la fama de las propiedades salutíferas de los pichones, Galagala y Mundito, con apenas 16 y 12 años, respectivamente, decidieron obtener algún dinero con la cacería de esas aves. Sus esfuerzos  no fueron en vano: cazaron dos ejemplares.

3

Con el objeto de realizar una transacción comercial en todas regla, se dirigieron a la bodega de don Manuel Belisario, la cual se ubicaba al final de la avenida Bolívar ,en la bajada hacia  La Rochela, en cruce con la calle Páez.

El Mocho don  Manuel Belisario siempre estaba sentado en un sillón alto, frente a la caja registradora, pero en esta ocasión se encontraba  revisando alguna mercancía en los estantes del negocio. Desde el final del corredor preguntó qué deseaban los muchachos. Ante la respuesta de Galagala y Mundito, don Manuel se movilizó hasta el mostrador, arrastrando sus pasos lentamente, con el ruido característico del roce de la suela con el piso y les dijo:

    Les ofrezco dos bolívares, ¿Están de acuerdo?

Los muchachos aceptaron la propuesta, y no lo pensaron mucho para decidir qué harían con esas monedas: las emplearían para probar por primera vez unas cervezas.

4

Don Félix Vargas, antes de incursionar en el mundo de las yerbas, los rezos para exorcizar enfermedades, los masajes y las falseaduras, tenía un bar llamado “Flor de Patria”*, muy popular entre los consumidores, no solo por las cervezas heladas, sino también por la atención esmerada del regente y su bonhomía.

Edgar y Edmundo entraron al botiquín  y le solicitaron dos cervezas a don Félix,    para calmar la sed y escuchar algunas canciones. Además, le hicieron  la petición de que guardara el secreto, un eufemismo para decir que nuestro padre no se enterara. Don Félix, conocedor de la perspicacia criolla, entendió claramente el deseo picaresco de los párvulos. Los ubicó en el patio trasero del establecimiento, lo que resultaba en un reservado estratégico al aire libre.

5

Pagaron las cervezas a real y medio (0,75) cada una. Con el resto, un real (0,50, marcaron  en la rocola dos discos (a medio -0,25- cada canción). Degustaron sus polares botellas verdes, sorbo a sorbo, mientras escuchaban “El cable”, interpretado por el pianista maracucho  Tulio Henrique León, y “El Atlántico” de Damirón. Ambos ritmos, pegajosos y bailables, estaban de moda en aquella época. José Gregorio Hernández decía que la música tiene el misterioso poder de expresar uno a uno todos los sentimientos, todas las pasiones que se anidan en el corazón del hombre en cualquier edad.

6

Los muchachos regresaron a casa y ocultaron las huellas de su transgresión llevando, con sus dedos, pasta dental a sus bocas, No obstante, ante los amigos no vacilaron en jactarse de la gran hazaña de haber probado por primera vez una cerveza. Lo que se hace y se calla, no se hizo.

7

La cerveza es la única bebida para alegrarse y celebrar las cosas buenas de la vida. Los demás tragos son para ahogar penas. Eso me  dijo una vez un ruso.

En el Antiguo Egipto, la cerveza era considerada la bebida de los dioses. La persona que quería comunicarse con los dioses, debía, primero, beberse un jarro de cerveza. Tal vez, por eso, el teólogo norteamericano  Martin Luther King  dijo: “Aquellos que beben cerveza irán caminando derechito a través de las puertas del cielo”. Entonces, nuestro hermano Edgar está en el cielo. Amén.

Fuente: Edmundo Malaspina.

*Nota: Hace años, cuando visité la casa natal de José Gregorio Hernández en Isnotú, al atravesar el territorio del estado Trujillo, pasé por  Flor de Patria. Recordé el café con ese nombre, que precisamente se produce en este pueblo. También recordé el bar de don Félix Vargas.

 

 

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