LOS GUERRA MALASPINA EN VENEZUELA

LOS GUERRA MALASPINA EN VENEZUELA

sábado, 30 de noviembre de 2024

ETIMOLOGÍA DE LOS NOMBRES “CARLOS” Y “ALFONSO”.

 

ETIMOLOGÍA DE LOS NOMBRES “CARLOS” Y “ALFONSO”.


 

 

Los nombres son muy importantes. Su etimología (El origen, significado y la causa de su aparición) marcan y definen a la persona que lo lleva. Eso dicen. Por eso Oscar Wilde escribió  “La importancia de llamarse Ernesto”, para decir   que el nombre puede tener relación con lo que somos.

I

CARLOS

Carlos deriva del latín “Carolus”, y fue tomado del alemán “Karl” y “Karlaz” que significan “hombre libre, fuerte y viril”.

La palabra “caro” influyó en la conformación del nombre “Carlos”. Caro es palabra   latina (carus) y se refiere a un alto precio, pero también a un alto aprecio; por ejemplo: “Estimado y caro amigo...”

El primer rey europeo en la Edad Media  fue Carlos El Grande (Carlomagno). Los rusos decidieron llamar a sus reyes “korol” (король) que proviene de Carlos. Korol se pronuncia “Karol” . Korol en el ruso actual significa rey ( Carlos en ruso se dice “Karl”).

 Esto se hizo en Rusia antes de llamar a su rey “zar”. Digresión: Zar es la última sílaba de “César”, la palabra empleada por  los romanos para llamar  a sus reyes, después de reconocer la grandeza de Julio César(César/ Cé-sar/ Cé-zar/zar). En la famosa parábola de la moneda, Cristo dice: “Dadle al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”: hay que reconocer los méritos de cada uno.

II

ALFONSO

Alfonso es nombre alemán y significa “siempre preparado para la lucha”, “listo”, “dispuesto”.

 

jueves, 28 de noviembre de 2024

3. CARLOS EN SAN JUAN DE LOS MORROS

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CARLOS EN SAN JUAN DE LOS MORROS


 

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En noviembre de 2019, Carlos me  visitó en San Juan de los Morros. Yo estaba convaleciente, luego de la crisis cardiovascular. Desde algún tiempo, Carlos había manifestado que quería pasar unos días en San Juan, la ciudad de sus estudios secundarios, entonces, ahora se presentaba la oportunidad. En la mañana hacíamos caminatas. En las noches hablábamos de nuestra infancia. Recordamos los tiempos de las dupletas, de cocos que tumbábamos  en la casa vecina, las peleas de gallos, y también hablamos de libros. Conversábamos hasta que el sueño nos vencía.

2

El 11 de noviembre fui al hospital a realizarme unos exámenes. María, Carlos y yo caminamos desde la casa hasta el Ranuárez Balza. Atravesamos la avenida Bolívar, y Carlos fue reconociendo los sitios de sus tiempos estudiantiles.

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Supimos de la muerte de Monseñor Víctor Pérez Rojas. El  padre mercedense fue traído a San Juan en su viaje hacia Las Mercedes del Llano y hacia la Eternidad. Carlos y yo fuimos a pie hasta la iglesia de San Juan para despedir al cura. Asistimos a la misa de cuerpo presente el 14 de noviembre.

4

El sábado 16 de noviembre se realizó en San Juan una jornada de protesta. Carlos y yo asistimos a la marcha y enarbolamos la bandera venezolana. Esa noche conversamos de política.

5

Dos días más tarde, yo tenía consulta con el cardiólogo en Valencia. Viajamos María, Carlos y yo. En todo el trayecto, de ida y vuelta, Carlos mostró su solidaridad y sentimientos de hermandad.

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Así recuerdo a nuestro hermano Carlos: bonachón, comprensivo, siempre de buen humor, y muy familiar.

 

miércoles, 27 de noviembre de 2024

2.CARLOS, PINTOR.

 

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CARLOS, PINTOR.

 


 

 

1

Nosotros estamos muy abatidos. No es para menos. Pero debemos buscarle sentido a la vida y seguir adelante. En el Eclesiastés, uno de mis libros bíblicos preferidos, se afirma: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.  Tiempo de nacer, y tiempo de morir...

Es difícil aceptarlo, pero todos debemos cumplir con ese ciclo vital que incluye nuestra desaparición. La inmortalidad solo existe en el recuerdo. Quedamos por nuestras obras.

2

Vamos a recordar a Carlos por todos los momentos gratos que pasamos juntos. Por sus capacidades físicas e intelectuales. Carlos tenía grandes habilidades innatas para las Artes Plásticas, especialmente para la pintura.

A principio de 1994, hablé con Carlos para que pintara  una serie de dibujos. La idea era  hacerle una exposición en el marco del Tercer Encuentro de Cronistas Guariqueños, evento que realizaríamos en los espacios de la alcaldía de Las Mercedes del Llano.

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Le sugerí a Carlos que trabajara sus obras con el claroscuro, técnica que dominaba con mucha facilidad, maestría y elegancia. Puso manos a la obra, y para el día del acto cultural de los cronistas, tenía varios cuadros muy bien logrados. Se montaron en María Luisa. A la exposición, efectuada el  6 de agosto de 1994, le pusimos por nombre “El plenilunio de las estaciones”. En casi todas las pinturas se veía una luna llena del llano. Los nombres son muy sugerentes y directos: Plenilunio de verano, Primera capilla de Las Mercedes del Llano, Agua Blanca (riachuelo de gratos recuerdos), Calle de Las Mercedes del Llano de 1950,Salida hacia Cabruta en 1950, Sabana de verano y Molino de la Capitana.

 

lunes, 25 de noviembre de 2024

¡CARPE DIEM, HERMANO CARLOS

 

¡CARPE DIEM, HERMANO CARLOS!


 

Todos los días nos saludábamos con la frase del poeta romano Horacio ¡Carpe diem, hermano! (Aprovechas el día, vive cada momento de tu vida como si fuese el último.)

Ese era nuestro invariable saludo.

Comentábamos la popularización del verso horaciano por  Robin Williams en la película muy espiritual “La sociedad de los poetas muertos”.

Cada día te seguiré saludando con un “¡Carpe diem, hermano!”

Y no diré más palabras.

Las palabras han sido sustituidas por las lágrimas.

 

viernes, 15 de noviembre de 2024

EDGAR Y LA PRIMERA CERVEZA

 

EDGAR Y LA PRIMERA CERVEZA


 

1

San Timoteo se queja de sufrir  malestares estomacales, y San Pablo, el verdadero creador del cristianismo, le contesta: “Eso te pasa porque tú bebes solo agua. Deberías echarte un traguito de vez en cuando para que tu salud mejore”.

El sacerdote Martín Lutero dijo “quien bebe cerveza es rápido en dormirse; quien duerme bastante no peca y entra al cielo. Así que, ¡bebamos cerveza!”.

Libar con moderación es una costumbre de las familias religiosas. Y esta práctica de “la cultura etílica” (así decía el Mocho Celestino.) está tan arraigada entre los amigos, que pueden transformar seis  cervezas en varias cajas con muchas botellas, cualquier tarde de un viernes, imitando a Nuestro Señor Jesucristo que convirtió el agua de seis tinajas en torrentes de vino. Este milagro se difundió por los cuatro costados, a tal extremo que el historiador y médico, San Lucas, dice que Cristo no se pelaba estos banquetes y que la gente comentaba: “este Hijo del Hombre (Cristo)  es un comelón y un bebedor de vino”.

En conclusión, el arte de consumir alguna bebida alcohólica es una tradición muy venezolana y muy cristiana, y tiene fuertes y verídicos fundamentos bíblicos.

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Lo arriba escrito nos sirve de contexto para la siguiente narración sobre nuestro hermano Edgar.

Hace algunos años, la gente estaba convencida de que  la carne tierna de los pichones de paloma tenía propiedades curativas, cuya preparación en consomé podía restablecer las energías del más alicaído.

 Teniendo en cuenta la fama de las propiedades salutíferas de los pichones, Galagala y Mundito, con apenas 16 y 12 años, respectivamente, decidieron obtener algún dinero con la cacería de esas aves. Sus esfuerzos  no fueron en vano: cazaron dos ejemplares.

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Con el objeto de realizar una transacción comercial en todas regla, se dirigieron a la bodega de don Manuel Belisario, la cual se ubicaba al final de la avenida Bolívar ,en la bajada hacia  La Rochela, en cruce con la calle Páez.

El Mocho don  Manuel Belisario siempre estaba sentado en un sillón alto, frente a la caja registradora, pero en esta ocasión se encontraba  revisando alguna mercancía en los estantes del negocio. Desde el final del corredor preguntó qué deseaban los muchachos. Ante la respuesta de Galagala y Mundito, don Manuel se movilizó hasta el mostrador, arrastrando sus pasos lentamente, con el ruido característico del roce de la suela con el piso y les dijo:

    Les ofrezco dos bolívares, ¿Están de acuerdo?

Los muchachos aceptaron la propuesta, y no lo pensaron mucho para decidir qué harían con esas monedas: las emplearían para probar por primera vez unas cervezas.

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Don Félix Vargas, antes de incursionar en el mundo de las yerbas, los rezos para exorcizar enfermedades, los masajes y las falseaduras, tenía un bar llamado “Flor de Patria”*, muy popular entre los consumidores, no solo por las cervezas heladas, sino también por la atención esmerada del regente y su bonhomía.

Edgar y Edmundo entraron al botiquín  y le solicitaron dos cervezas a don Félix,    para calmar la sed y escuchar algunas canciones. Además, le hicieron  la petición de que guardara el secreto, un eufemismo para decir que nuestro padre no se enterara. Don Félix, conocedor de la perspicacia criolla, entendió claramente el deseo picaresco de los párvulos. Los ubicó en el patio trasero del establecimiento, lo que resultaba en un reservado estratégico al aire libre.

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Pagaron las cervezas a real y medio (0,75) cada una. Con el resto, un real (0,50, marcaron  en la rocola dos discos (a medio -0,25- cada canción). Degustaron sus polares botellas verdes, sorbo a sorbo, mientras escuchaban “El cable”, interpretado por el pianista maracucho  Tulio Henrique León, y “El Atlántico” de Damirón. Ambos ritmos, pegajosos y bailables, estaban de moda en aquella época. José Gregorio Hernández decía que la música tiene el misterioso poder de expresar uno a uno todos los sentimientos, todas las pasiones que se anidan en el corazón del hombre en cualquier edad.

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Los muchachos regresaron a casa y ocultaron las huellas de su transgresión llevando, con sus dedos, pasta dental a sus bocas, No obstante, ante los amigos no vacilaron en jactarse de la gran hazaña de haber probado por primera vez una cerveza. Lo que se hace y se calla, no se hizo.

7

La cerveza es la única bebida para alegrarse y celebrar las cosas buenas de la vida. Los demás tragos son para ahogar penas. Eso me  dijo una vez un ruso.

En el Antiguo Egipto, la cerveza era considerada la bebida de los dioses. La persona que quería comunicarse con los dioses, debía, primero, beberse un jarro de cerveza. Tal vez, por eso, el teólogo norteamericano  Martin Luther King  dijo: “Aquellos que beben cerveza irán caminando derechito a través de las puertas del cielo”. Entonces, nuestro hermano Edgar está en el cielo. Amén.

Fuente: Edmundo Malaspina.

*Nota: Hace años, cuando visité la casa natal de José Gregorio Hernández en Isnotú, al atravesar el territorio del estado Trujillo, pasé por  Flor de Patria. Recordé el café con ese nombre, que precisamente se produce en este pueblo. También recordé el bar de don Félix Vargas.

 

 

viernes, 8 de noviembre de 2024

EDGAR Y LAS TARDES GRISES DE JUNIO

 

 


EDGAR Y  “LAS TARDES GRISES DE JUNIO”.

ERMG

 

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“Las tardes grises de junio”, de Jorge Guerrero, era la canción favorita de Edgar. Eso me dijo Carlos, cuando me envió esa composición lírica de nuestro llano.

2

Edgar tenía grabada “Las tardes grises de junio” en su teléfono, y la escuchaba con relativa frecuencia.

Una canción nos gusta cuando consideramos que su letra y su música reflejan nuestras vivencias, pasadas o presentes. Esa canción nos trae recuerdos, felices  o tristes, evoca nuestros triunfos y fracasos, nuestras aspiraciones materializadas o no,  nuestros amores románticos, fraternos y filiales.

Jorge Guerrero, genuino rapsoda del llano,  fragua un pasaje con una letra que llega a lo más profundo del sentir humano para conmover nuestras fibras espirituales. Esto lo logra a través de la combinación  perfecta del ritmo melancólico con   las palabras  desoladas.

Junio es mes de lluvias, y el riego melodioso de la lluvia recuerda, con tristeza, gota a gota, nuestra remota infancia.

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“Las tardes grises de junio” es un canto elegíaco, desde su propio nombre hasta su estructura métrica y mensaje de filosofía existencial . La elegía es la composición poética para revivir y tratar de conjurar los infortunios.

El color gris  se asocia a las penurias. Charlie Chaplin, en su autobiografía, se refirió a su infancia, muy pobre y con padres ausentes, de esta manera: “Pablo Picasso pasó por un periodo azul y otro rosa. Yo, en cambio, pasé por un periodo gris”.

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“Las tardes grises de junio” empieza  con una invocación  a los astros y sus misterios en un anochecer con luna llena (“Hoy me agarró el plenilunio con el pensamiento lejos”). El escritor venezolano Pedro Sotillo , en su cuento “Los caminos nocturnos”, dice que las lunas llenas del llano son enigmáticas e invitan a la conversación sobre el sentido de la vida y la muerte, y escribe: “Es necesario haberse aventurado de noche o por la madrugada por un camino por los llanos, para apreciar todo el horror de la luz lunar.  Es necesario uno mismo haber sentido la influencia de la luna para darse cuenta de la tremenda irrealidad  que siembra  en la vida.”. Más adelante, Sotillo remata que morir en una sabana bajo una luna llena  “debe ser la sensación más completa de la  muerte.  Hay algo en estas soledades que a cada paso nos recuerda la  muerte.  Aquí es donde mejor se comprende que, después de morir, no hay nada; que la muerte es el fin irremediable y definitivo.  Recorriendo las llanuras he aprendido a negar la existencia del alma”.

5

El aguitacamino es ave nocturna que acompaña a los viajeros, y cuyo canto lúgubre se le asocia a las desventuras ( “Bendito aguaitacamino/guardián del sendero viejo”). El aguitacamino es nuestro compañero de viaje cuando la vida nos es adversa (“La vida nunca es pareja”).

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Andrés Eloy Blanco, en su poema “La renuncia”. Afirma que la vida es eso: una renuncia, porque poco a poco vamos perdiendo algo: la infancia, la juventud,  nuestros seres queridos, nuestros objetos y cosas, nuestros espacios y moradas, nuestros deseos; y al final nos conformamos “con un pedazo de lo que antes fuimos”.La renuncia es el viaje de regreso del sueño...” (“No lloro por mi destino/sollozo es por lo que dejo”.).

Además de los bienes materiales, como un rancho de palma, se pierden también valores espirituales, enseres intangibles (“Cosas que llevo en el alma/ y  con ellas me acotejo”).

7

La partida definitiva de nuestros padres es la pérdida más dolorosa de los seres humanos. Jorge Guerrero menciona al padre, y lo recuerda  “como un hombre de temple parejo”. Así todos recordamos a nuestro padre. Freud dijo que con la muerte del padre, encontramos a Dios.

El personaje de “Las tardes grises de junio” salió a “buscar un  querer , que cargaba entre las cejas”, pero nunca encontró a esa mujer. Entonces, regresa y entiende que el gran amor de su vida es su madre, “su ternura y sus consejos”. Pero su madre ya no está:”Vuelvo y no encuentro a mi vieja”.

Una madre es nuestro más seguro cobijo en cualquier circunstancia negativa. Rubén Darío, el bardo nicaragüense, Premio Nobel de Literatura, lo poetizó así: “Madre, en tus brazos encuentro paz y consuelo, tu amor es mi refugio en medio de la tempestad”.

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Al final,  sobreviene la resignación cuando entendemos y aceptamos  la impermanencia de las cosas y lo efímero de nuestro paso vital, como  flor primaveral, cuyo esplendor  es cuestión de un instante (“Adiós, linda flor de parcha”) . Todos vamos hacia vejez, cargando la pesada alforja de victorias y derrotas, recuerdos gratos y remordimientos. Y la vejez se dirige , inevitablemente,  hacia  la nada: “Y así capoteo mi vida/ que se va poniendo añeja”.

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El gusto de Edgar por “Las tardes grises de junio” demuestra su gran sensibilidad humana. Su vida sencilla, pueblerina, aparentemente ingenua, no estaba exenta de meditaciones metafísicas sobre el sentido de la existencia,  la familia, los padres, la amistad, la honradez en el trabajo,  el cariño y la solidaridad para con los hermanos, su  compañera, hijos  y amigos.

 


sábado, 2 de noviembre de 2024

EDGAR Y SU EPÍTETO “GALAGALA”: BAILARÍN, TODA SU VIDA.

 

 

EDGAR Y SU EPÍTETO “GALAGALA”: BAILARÍN, TODA SU VIDA.

 


 

1

Nuestros nombres  los eligen nuestros padres. La antigua onomástica se guiaba por el Santoral Católico: el nombre del  santo de ese día del nacimiento del niño, se elegía como primer o segundo nombre. Esta costumbre partía del postulado de que el nombre marca nuestras vidas, porque cada nombre tiene una etimología precisa o significado. Por eso, el  británico Oscar Wilde escribió su obra teatral “La importancia de llamarse Ernesto”. Es decir, el nombre tiene importancia.

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El nombre completo de nuestro hermano es Edgar Arnaldo. Pero el 20 de mayo, cuando nació, ninguno de esos nombres aparece en el Santoral. Eso quiere decir que su nombre se escogió al gusto de nuestros padres.

Edgar es un nombre inglés que significa “el  que defiende sus tierras con la espada”.

Arnaldo es nombre alemán, y significa “fuerte como las águilas”.

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Hay un santo inglés llamado “Edgar el Pacífico”.

También hay un santo belga llamado Arnaldo que, además de sacerdote, era maestro cervecero. Por eso se le considera protector de los bebedores de cerveza.

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Los nombres los colocan nuestros padres, para bien o para mal. Una digresión: Una vez entraron a mi consulta un hombre y una mujer con una niña como de cinco años. Yo noté que la niña era poco agraciada, por no decir fea. Cuando les pregunté el nombre de la niña, me contestaron a coro: Tasmania. Indagué si era su nombre propio o un apodo. La madre, señalando al hombre, dijo: es nombre propio, se lo puso él.

5

Los apodos o epítetos los colocan  los amigos, los enemigos o la misma persona. Hay historiadores que han registrado miles de sobrenombres en un solo pueblo. Esta práctica es tan difundida, hasta el punto que mucha gente conoce a una persona por su apodo, y no por su nombre. La tía Carolina tenía mucho talento para colocar un apodo, de manera rápida y contundente,  que siempre se correspondía, en cuerpo y alma, con la persona elegida.

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Galagala proviene de “galán”, voz francesa que significa “elegante, divertido, playboy”. De allí también  “galantería”(generoso, cortés,) y “gala” (sobresaliente, lúcido). Otra palabra que  viene de esa raíz es  “galardón” (premio).

En los tiempos cuando vivíamos en la calle Eliseo Marchena de Las Mercedes del Llano, el señor Ramón Vargas, cuya casa estaba al frente de la bodega “El gato negro”, ponía a todo volumen su vieja rockola con canciones bailables del momento. Edgar era el único que sacaba a bailar a las niñas. Durante esos bailes, los otros niños aplaudían a la pareja bailadora y le hacían una rueda. La vecina Josefina Peralta, mujer de buen humor y siempre proclive al chiste y a las ocurrencias graciosas, al tanto de los bailes infantiles en lo de Ramón Vargas, bautizó a Edgar con el epíteto de “Galagala”. Y así se quedó para siempre: Bailarín, toda su vida.

 (Fuente: Carlos Malaspina)